domingo, 9 de noviembre de 2008

LA VERDADERA HISTORIA DE EL POZO


La verdadera historia del pozo no es la que conté hace unos años al respecto, y puede decirse que todo aquello fue una gran mentira pues nada de lo que allí conté sucedió en realidad ni podría pasarse por la cabeza de nadie el pensar tal cosa pues aquella fantasía no tendría cabida ni en la mas calenturienta de las mentes, pero como suele decirse, la literatura no deja de ser mas que una gran farsa o una enorme mentira o lo que queramos llamarla, siempre cualquier cosa menos lo real, la vida real no es literatura aunque se empeñe en decirlo quien quiera, la vida no es literatura ni mucho menos, creo que incluso ni siquiera la literatura es literatura así que difícilmente lo será la vida, la vida es mas bien una especie de terreno inmenso y en muchas ocasiones árido, al que somos arrojados un buen día sin más referencia que la de aquella desnuda línea que traza el horizonte, de modo que dicho esto, a lo que en realidad no habría por qué prestarse mayor atención si no se quiere caer en una ridiculez mayor que la mía al exponer tales ideas, comienzo la exposición de la verdadera histeria de El Pozo diciendo que trabajo en una tienda en un pequeño pueblo cerca de la ciudad, el local es algo antiguo y detrás de lo que es la tienda propiamente dicha tengo algo parecido a una oficina donde escribo todo esto e imparto clases a varios críos, ya saben, demasiadas sirenas..., más atrás está el pequeño taller y una puerta con aldaba que conduce al lavabo y a las escaleras que bajan hasta el pozo, no hay plantas, es cierto que existe el pozo, e incluso la curiosa puerta con interior tapiado justo al lado, sin embargo el pozo no causa gran impresión, está cubierto por una puertecilla de metal oxidado y prácticamente devorado por los elementos, es oscuro y en su fondo sólo hay piedras, sólo piedras, aún así hay un algo en él que llama poderosamente la atención y que causa respeto, soñé que estaba sentado en mi pequeña oficina, mirando hacia la puerta, esperando, soñé que la puerta del pozo se habría y unas manos de hermosos dedos hacían su aparición en la escena, dos mujeres desnudas emergían de aquella oscura boca y mientras ascendían la escalera dejaban un rastro húmedo, ante la puerta se detuvieron un instante con sus manos entrelazadas y me miraron, no recuerdo si yo tenía miedo o no, estaba allí sentado, las mujeres eran extrañas, muy bellas, blancas albinas como criaturas lunares, de cabellos rubios que se confundían con la piel y que el agua estiraba sobre el cuero cabelludo dándole un aspecto de tocado egipcio, una de ellas tendió lentamente su brazo hacia mí, y yo le tendí el mío, nos tomamos de la mano y noté la suya fría y húmeda, ambas sonrieron, sucedió entonces que comenzaron a descender la escalera y me hicieron seguirlas, no sabía hacia donde me conducían pero las seguía, el pozo parecía el único destino posible, pero no alcanzaba a comprender qué podía haber en esa seca endidura, entramos uno tras otro sin soltarnos de la mano y noté con un poco de sobresalto que caía un trecho, sin embargo la sensación fue breve y no llegué al suelo empedrado como supuse, al contrario, me encontré nadando en medio de una gran cantidad de agua, buceaba como un experto, abrí los ojos como platos y miré a mi alrededor, dándome cuenta de donde estaba, me hallaba dentro de una enorme caverna llena de agua, la vista se perdía en la grandeza de la estancia, y me maravillé de no ahogarme, pues sólo en los sueños se puede respirar bajo el agua, lo cual es una ventaja que ahorra la incomodidad de morir ahogado, no éramos los únicos que nadábamos por allí, había una infinidad de figurillas agitándose a lo lejos, sobre las rocas de las paredes, en el fondo iluminado por alguna extraña fosforescencia del agua, pasando a nuestro lado, eran parejas mixtas que nadaban unidas de la mano, hombres y mujeres, también mujeres y mujeres, o incluso hombres y hombres, vi algunos niños que jugueteaban, pero estos no se alejaban mucho de las paredes de la caverna, tal vez aún no dominaban mucho el arte del buceo, yo parecía no tener especiales dificultades para moverme en el nuevo elemento y, como ya he dicho, me encontraba allí como pez en el agua, mis dos acompañantes comenzaron a besarme y acariciarme espontáneamente, con toda la naturalidad con que estas cosas ocurren tan solo en la imaginación, también se besaban entre sí, sus cabellos ahora flotaban libremente, como aureolas brillantes en torno a sus cabezas, me miraban radiantemente y parecían felices, todos parecían felices, Y qué leches he estado yo haciendo hasta ahora, me pregunté conmovido, y estaba entonces en mi casa, con mis padres de nuevo, y les contaba con asombro todo lo que había visto, les decía que se trataba de una nueva civilización que vivía en el fondo del océano, en una enorme caverna que seguramente se comunicaría con el mar abierto, ellos me escuchaban y asentían con la cabeza, interesados pero sin mostrar excesiva impresión, ante mi insistencia terminaron accediendo a acompañarme, y fue así que les enseñé todo aquello y fue así que de alguna forma mi descubrimiento se extendió a todo el mundo y aquellas criaturas florecieron a la conciencia general, todo el mundo admiraba la felicidad que emanaba de las gentes acuáticas y envidiaba la tranquilidad de sus vidas, poco a poco un sentimiento de aproximación hacia esos seres se fue implantando en la raza humana, y nos fue haciendo ansiar cada vez más una unión física entre las dos razas; fue entonces cuando yo descubrí la cruda verdad de aquellos entes aceánicos, recuerdo que buceaba a mi antojo por la caverna, que ahora no era ya caverna, sino que formaba una especie de bóveda rocosa, abierta por arriba y que originaba una cala iluminada por el sol, buceaba como digo, admirándome de lo que veían mis ojos, y fue entonces cuando me llamó la atención algo que sucedía cerca de la pared, me acerqué y vi que dos bellas mujeres parecidas a la pareja de sirenas que emergieron del pozo forcejaban con una tercera, la estaban devorando, y lo supe cuando vi el agua teñirse de rojo, al principio pensé que estaban haciendo el amor, y bueno, realmente estaban haciendo el amor, lo estaban haciendo también, aquello era un banquete verdaderamente desenfrenado, trozos de carne fibrosa flotaron en la escena y entonces yo nadé hacia el exterior presa de un enorme pánico y mientras intentaba ganar la superficie me di cuenta de que todas las criaturas estaban en una agitación semejante, cada una en su rincón, se devoraban unas a otras con toda la naturalidad del mundo, tenía que salir a la superficie, tenía que gritar a la sociedad lo que mis ojos acababan de ver, ahora estaba trepando a cuatro patas por la rocosa pared, ya en el exterior, mi corazón batiendo como tambores y los ojos llenos de lágrimas, todo era una gran mentira, todo una enorme y gran mentira, habían engañado al mundo, yo había sido engañado y a través de mí había sido engañado el mundo entero, mis padres y mi hermana estaban sentados al borde del abismo, puedo verlos contemplando la tranquila superficie del agua con cara radiante de día de fiesta, corría una ligera brisa salobre que olía a pescado y había una gran paz allá arriba, yo seguía trepando y ya esbozaba unos intentos de grito desgarrado, aunque ellos aún no podían verme ni oírme, tal vez imaginaban cómo serían los días a partir de entonces, cuando tanto ellos como sus conocidos y el resto del mundo cambiasen sus modos de vida y su elemento vital, el aire por el agua, seguramente se miraban enternecidos, diciéndose que a partir de entonces ya no habría más discusiones ni más problemas y que la vida sería entonces como una balsa de aceite, tranquila y sosegada, Nooo... es mentira, es mentira... mentira, grité, y me despellejaba las manos con las rocas, pero ya estaba a dos pasos de mi familia, Es mentira, todo es mentira, seguía gritando, mis padres me miraron sin expresión, un poco contrariados por mis gritos, yo seguía gritándoles que todo era una gran mentira, pero no parecían comprender, entonces se lo expliqué a gritos mientras seguía corriendo sobre la roca desnuda, Son caníbales, caníbales, de devoran unos a otros... todos ellos, no tienen sentimientos, son monstruos, hay que avisar a todos los demás... hay que avisar al resto, es una trampa, son unos monstruos, gritaba yo, pero no me hicieron el menor caso, volvieron sus miradas a la plateada superficie del agua sobre la cala-caverna que a mí ahora se me antojaba teñida de rojo, no valía la pena perder el tiempo, me dije, y sin decir más corrí desaforadamente hacia algún lugar lejos de allí, donde estaba el mundo, a avisarles con mis propios pulmones si fuera necesario, corriendo campo a través; no llegué muy lejos, porque rodeando el lugar donde estaba sentada mi familia había un seto de alambre acerado, en mi loca carrera no lo vi, y entonces sentí como mi cabeza se desprendía del tronco, segada de raíz, y aún rodaba por los aires cuando pude ver con toda claridad a mi familia que me miraba fijamente, permanecieron así un segundo y después volvieron a dirigir sus ojos al mar, mi hermana meneó la cabeza con un esbozo de sonrisa en sus labios, y mi madre comentó con mi padre, Este niño... ya no sabe qué hacer para llamar la atención.

©Jack!90

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Jackurth! dijo...

Hey! YO soy el administrador, y no he eliminado nada ¿qué pasa, es esto la Inquisición o qué?

Nota: Quien quiera soltar mierda, que no se corte, tiene mi más sincero permiso (eso sí, que tenga cuidado de no salpicarse).

Saludos.

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"Hubo un tiempo en que eran innumerables la tribus de hombres que vagaban por la Tierra..., la anchura de la Tierra de profundo seno. Zeus, al notarlo, apiadado, decidió con su gran prudencia aligerar la Tierra, que todo lo nutre, de hombres, excitando para ello la gran contienda ilíaca, pues habíase decidido a que el número de hombres disminuyera por medio de la muerte. Por eso se mataban los hombres en Troya, cumpliendo la voluntad de Zeus.”